‘El juicio de Paris’, de Rubens

Tal día como hoy fallecía en Amberes en 1640 Pieter Pauwel Rubens [28 Junio 1577 – 30 Mayo 1640], pintor barroco de la escuela flamenca.

La historia del Juicio de Paris se remonta a las bodas de Tetis y Peleo, narrada en las Fabulas de Higinio. En el banquete, Eris, diosa de la Discordia, lanzó una manzana retando a la más hermosa de las diosas a que la recogiera. Ante la disputa entre Venus, Juno y Minerva, Zeus decidió darle la manzana a Mercurio y que Paris actuase como juez.
El juicio aparece descrito en las Heroidas de Ovidio (XVI 65-88):
“(…)el heraldo alado me dijo: “tú eres el arbitro de la belleza; termina con las aspiraciones de las diosas; pronuncia cual de ellas merece derrotar a las otras dos a causa de su belleza” (…) la consorte Juno me ofreció tronos, su hija, poder en la guerra(…) Dulcemente Venus sonrió: “Paris, no dejes que esos regalos te conmuevan, ambos están llenos de miedo!” me dijo “mi regalo será el amor y la belleza de la hija de Leda, más hermosa que su madre, que vendrá a tus brazos”.
Finalmente Paris optó por esta última consiguiendo así la mano de Helena, desencadenando la guerra de Troya.

El tema del Juicio de Paris fue utilizado por Rubens en multitud de ocasiones, permitiendo al autor deleitarse en el ideal de belleza femenino, y también considerar las consecuencias del amor. Al igual que sucede con otras de las versiones del artista sobre este tema, la atención recae en el grupo de diosas que se encuentran en el centro de la composición, rodeadas de cupidos que tratan de quitarles la ropa. Venus, en medio de las tres y coronada, se muestra más tranquila que las otras, que parecen luchar para desvestirse. Los hombres, en la parte izquierda, parecen casi ajenos a la composición, como si la contemplaran en vez de participar en ella. A pesar de ser una pintura temprana se relaciona con algunas de las características de sus obras más tardías, como es la diferencia en el tratamiento lumínico de los personajes, destacando el brillo y la frialdad de los cuerpos femeninos frente a los masculinos, que reciben una luz menor y más cálida. Además los cuerpos desnudos, construidos mediante líneas sinuosas y ondulantes, y la mirada de Venus evocan la sensualidad y el amor de sus últimas obras. La principal diferencia es la técnica, ejecutada en este caso con una pincelada menos suelta y con mayor importancia de la línea.

Via Museo del Prado.

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